miércoles, 20 de julio de 2011

Carl Wilhelm Becker – Uno de los más grandes falsificadores de monedas antiguas de la historia 2° parte

Áureo de Cómodo - Copia de Beck a la izquierda - original a la derecha

Os presento aquí la segunda parte de esta breve serie sobre este gran falsificador. Podéis encontrar aquí la primera.

Sus métodos de producción


Becker realizaba todo su trabajo en forma completamente manual. Es decir que no utilizaba medios mecánicos para transmitir el diseño de una moneda auténtica a un cuño. Estudiaba cuidadosamente el original y luego grababa el diseño completo a mano de la misma forma en que se trabajaba en la Antigüedad. Cuando no podía conseguir un original para tomar como modelo trabajaba a partir de copias hechas con moldes de yeso u otros métodos. Parece que en algunos casos específicos trabajó a partir de ilustraciones de las monedas, acuñando algunas piezas de menor calidad de lo habitual en su producción. También produjo, en un par de ocasiones, algunas piezas fantásticas sin modelo antiguo concreto.

Una vez producido el troquel, Becker acuñaba sus monedas con golpe de martillo al igual de lo que se hacía en la Antigüedad y sin recurrir al uso de las prensas mecánicas habituales en la producción monetaria de su época. El proceso era muy laborioso y Becker llevaba a cabo casi sin asistencia todo el trabajo que en las “oficinas” de las cecas antiguas desarrollaba todo un equipo de especialistas. Becker trabajaba con cospeles que le eran proveídos por casas de fundición. Los utilizaba en forma esférica para producir monedas de alto relieve como algunas piezas griegas y en forma de discos para monedas más planas. En algunos casos utilizaba monedas antiguas de escaso valor y las reacuñaba con los tipos de otras más valiosas.

Para “envejecer” sus monedas recién acuñadas, Becker utilizaba un procedimiento muy original. Las colocaba en un cajón de madera lleno de viruta de hierro y arrastraba el cajón con su carruaje en un paseo por el campo.

Una vez producidas sus monedas, Becker las comercializaba, con gran éxito, a través de una red de agentes y de contactos comerciales por toda Europa. En algunos casos se las vendía expresamente como copias modernas, pero la gran mayoría de las veces se las hacía pasar por auténticas. A lo largo de su carrera, Becker vendió sus monedas a coleccionistas de todo el continente e, incluso, a muchos de los museos más importantes, como el Museo Británico, que todavía posee piezas de Becker.

Cuños grabados por Becker a mano para producir monedas de Transilvania del siglo XVII

Un falsificador expuesto


Las falsificaciones de Becker fueron expuestas como tales por el gran numismático italiano Domenico Sestini (1750-1832), quien en su obra Sopra i Moderni Falsificatori di Medaglie Greche Antiche nei tre Metalli (1826) describió y reprodujo varias de sus monedas. Becker se defendió diciendo que él producía copias para que los coleccionistas de menores recursos pudieran completar sus colecciones. Lo cierto es que a pesar del éxito de sus monedas Becker nunca tuvo una situación financiera particularmente buena y que experimentó en sus últimos años serios problemas económicos.

Las monedas de Becker no son hoy peligrosas pues un análisis detallado revela fácilmente su condición, pero no ocurría lo mismo en su época, en la que la catalogación y el estudio científico de las acuñaciones antiguas se encontraban en sus inicios. Lo que hace todavía interesantes a sus falsificaciones es el talento genial de Becker como grabador, capaz de reproducir en muchos casos de manera genial el espíritu de las acuñaciones antiguas.

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