jueves, 10 de noviembre de 2011

¿Por qué acuñaban medallones los emperadores romanos?

Medallón romano emperador Nerón
Medallón de Bronce - Nerón (64.81gr.) 65 d.C.


Quienes siguen este blog saben que los medallones romanos son uno de mis temas favoritos, pero nunca había ofrecido una presentación general de este género numismático. Esta entrada es un esfuerzo por llenar ese vacío.


Definición y características generales


Normalmente, en la numismática romana se define a los medallones como acuñaciones con características semejantes a las monedas, producidas en cecas oficiales del imperio pero cuyo peso y demás características no se corresponden con el de ninguna de las denominaciones habituales del sistema monetario vigente. Durante el Alto y el Bajo Imperio Romano los emperadores acuñaron decenas de miles de medallones, tanto de metales bajos como preciosos.

Medallón romano emperador Adriano
Medallón de Bronce - Adriano (29.39 gr.) 129 d.C.


La mayoría de los medallones romanos son de tamaño mayor que las monedas habituales, por lo que otorgaban amplio espacio para que los grabadores desarrollaran su talento en sus motivos. Los medallones eran, además, piezas especiales y se ponía mucho cuidado en su diseño y producción, por lo que representan lo más logrado del arte numismático romano.

Por la gran calidad de sus motivos y por su relevancia histórica, los medallones son muy codiciados por los coleccionistas. Como fueron producidos en series mucho más reducidas que cualquier moneda, su rareza es extrema.  Por todas estas razones, pueden alcanzar valores espectaculares.


¿Por qué fueron acuñados?


Durante los dos primeros siglos del Imperio los medallones son acuñados en bronze y, con menor frecuencia, oricalco. Ya durante el reinado del primer emperador, Augusto, se produjeron algunos medallones, pero sólo raramente. Es recién durante el reinado de Nerón que encontramos más ejemplares, producidos en muchos casos con los mismos cuños utilizados para producir Sestercios (véase el ejemplar ilustrado al principio de esta entrada).
Medallón de Bronce - Cómodo (60 gr.) 189 d.C.

A partir del reinado de Adriano encontramos medallones en cantidades significativas y producidos con gran calidad. Los emperadores antoninos continuarán su ejemplo y será durante el reinado de Cómodo que se llegará a un pico de calidad (véase el ejemplar ilustrado en esta entrada). Durante todo este período los medallones fueron acuñados para ser distribuidos como regalos entre círculos de amigos y funcionarios en el entorno del emperador en ocasiones solemnes. No se trataba de presentes de gran valor material –recordemos que eran acuñados en bronce- pero de enorme valor simbólico, pues señalizaban para su poseedor de manera visible la cercanía y la confianza del emperador.

En muchas ocasiones, los medallones eran producidos por algunas ciudades como recordatorios para ocasiones excepcionales, como una visita imperial.
Medallón Romano Constancio Cloro
Medallón de oro- Constancio Cloro (26.95 gr.) 295-296 d.C.

Durante el siglo III, las características de los medallones cambian radicalmente. Si bien todavía se seguirán acuñando medallones de bronce, empiezan ahora a producirse grandes medallones de oro -y, en menor medida, plata- de gran valor material. El objetivo con el que estas piezas se producen es el mismo, entregarlas como regalos, sólo que cada vez más son los altos funcionarios y oficiales militares los destinatarios. Por otra parte, si el valor simbólico de los medallones sigue intacto, su valor material es indiscutiblemente cada vez una parte más importante de su significado. Ello puede reconocerse sobre todo en el siglo IV, en el que los medallones se acuñan como múltiplos del sólido, la denominación de oro del período.
Medallón de oro con soporte para colgante- Constancio II (9.73 gr.) 353-354 d.C.

Durante el siglo IV, la posesión de un medallón señala la pertenencia a la elite militar y burocrática del Imperio y la cercanía con el poder imperial. Es por ello que encontramos tantos medallones adaptados para ser usados como colgantes. Cumplían, de esta forma, casi la función de una condecoración.

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