sábado, 10 de diciembre de 2016

Como limpiar monedas antiguas

limpiar monedas antiguas
¿Cómo limpiar monedas antiguas?

Una de las consultas que recibo más a menudo es la de “¿cómo debo limpiar mis monedas?”. En realidad, la respuesta que doy es muy sencilla: no debes limpiar tus monedas. Esa es una regla que se aplica en la enorme mayoría de los casos.

La limpieza de sus monedas es uno de los errores más frecuentes que cometen los principiantes. Muchas veces, sin quererlo, las dañan irreparablemente y hacen que pierdan su valor, sobre todo si usan productos comerciales abrasivos, que por su composición ácida remueven parte del metal de la superficie de sus caras. El resultado será una moneda con un brillo artificial que alertará a cualquier coleccionista.

Lo mismo puede suceder en el caso de la limpieza por fricción con cepillos. Por más blandas que sean las cerdas del cepillo, es muy probable que terminen rayando la superficie de la moneda y haciendo que ésta pierda valor.

La formación de una pátina depende de la composición metálica de la moneda y es el resultado de un proceso químico natural que demora mucho tiempo. La pátina es una delgada película que se forma en la superficie de las monedas de cobre o sus aleaciones por su oxidación. Se denomina entonación a las coloraciones que asumen por su antigüedad las monedas de plata. Pátina y entonación son un reflejo de la antigüedad de la pieza y le añaden valor estético y económico. Si limpiamos una moneda, lo más probable es que eliminemos su pátina o entonación, destruyendo buena parte de su historia y atractivo.

Uno de los casos en que puede limpiarse una moneda es si ésta se ha ensuciado -por una manipulación o almacenamiento inadecuado- con polvo, grasa dejada por dedos, o algún otro tipo de suciedad. En ese caso, lo mejor es usar un poco de agua destilada (el agua corriente contiene cloro que puede dañar la moneda) y, en caso de ser necesario, un poco de un jabón neutro suave. La operación debe hacerse con extremo cuidado para evitar rayar la moneda. Para el secado, lo mejor es dejar que la pieza se seque sola o usar un poco de aire caliente para acelerar el proceso.

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